VAMPIROS

En los últimos años sufrimos una invasión de vampiros. Vampiros en la literatura, el cine, la televisión y etcétera de medios.

Los seguidores de esta moda son principalmente los jóvenes; he visto a muchos jóvenes, especialmente chicas, que leen (¡hurra!Leen) fascinadas las aventuras de vampiros. A mí también, como a muchos me atraen estas historias, pero definitivamente prefiero a los vampiros de la vieja ola. Los vampiros de las últimas generaciones han perdido ese encanto particular que tenían los vampiros de antes, los clásicos, aquellos que nos hacían temblar de miedo y robaban nuestra tranquilidad a la hora de dormir. Los vampiros como Drácula, por ejemplo, eran una criatura maligna y atormentada por excelencia, tenían el encanto que sólo "los malos" pueden tener "sobre los buenos".El cuento de la Cenicienta, por ejemplo sería aburrido sin la malvada madrastra, La Caperucita sin el lobo feroz, no sería más que una niña desobediente, y no se diga nada de la dulce Blancanieve, sin la bruja malvada.

Tres de mis alumnos han aceptado el reto de leer "Drácula" de Bram Stoker, y descubrir a ese vampiro, que no es un guapísimo adolescente que anda conquistando colegialas mientras viste a la última moda, camina con aires de súper estrella y maneja un auto último modelo y carísimo por cierto.

Será interesante que descubran al verdadero vampiro, aquel que está condenado a vivir en la oscuridad y en la soledad, aquel para quien la inmortalidad no es sino una maldición, rey de la oscuridad y de las criaturas nocturnas, fuerte, inmortal y tan débil a la vez que basta un rayo de sol ( luz contra oscuridad, el bien contra el mal) para desintegrarse.